ASOCIACIÓN EL VOLCÁN

Los límites de la ayuda

Cuando familiares o amigos tienen problemas, todos experimentamos el deseo de ayudarles. Ese deseo se hace aún más intenso cuando se trata de nuestros seres más queridos. Tan intenso que se convierte para nosotros en una necesidad imperiosa. Esto conduce frecuentemente a un importante desajuste entre el deseo de ayudar de unos y el deseo de ser ayudado de otros.

Si lo pensamos bien, no es posible ayudar a quien no quiere recibir ayuda. Igual que no se puede hacer comer a quien no quiere masticar, ni se puede enseñar a quien no desee en absoluto aprender.

En ocasiones, los familiares de afectados por un trastorno de la personalidad olvidamos esa realidad, y el resultado suele ser que se agranda el abismo entre el que quiere ayudar y el que no quiere ser ayudado. No pocos familiares de El Volcán han observado progresos en sus hijos, justamente cuando estos habían tomado cierta distancia. Es decir, cuando se han sentido aliviados del exceso de ayuda que ellos no deseaban.

Como en la comida o en los medicamentos, la efectividad ocurre si se administra la dosis adecuada.

Todos los excesos son contraproducentes. La ayuda excesiva también.