ASOCIACIÓN EL VOLCÁN

A veces los familiares de enfermos de T.P. actuamos de manera codependiente, con lo que padecemos una angustia innecesaria, que además no contribuye en lo más mínimo a ayudar a los afectados.

La codependencia es un modo de satisfacer las necesidades que no satisface las necesidades. La vida del codependiente es una continua obsesión y preocupación por los problemas de otra persona.

La persona codependiente sufre por cosas por las que no le corresponde sufrir, monopoliza el sufrimiento ajeno y lo hace suyo, al mismo tiempo que se olvida de sus verdaderos problemas, los propios

La conducta codependiente está enquistada en la sociedad a la que pertenecemos y terminamos aceptándola como un comportamiento correcto. Muchas veces queda enmascarada dentro del “ser buenas personas”, “un buen hijo”, “una buena madre”.

Vivimos dentro de una fantasía, basada en ideas erróneas como la de que “podemos cambiar a las personas que nos rodean” y aunque todo nuestro esfuerzo no nos conduzca a nada, nosotros creemos que sí lo hace, que está dando sus frutos y que si no son los suficientes es porque aun nos debemos esforzar más. Una y otra vez nos esforzamos por rescatar a otros.

Rescatar, consiste en hacer cosas por los demás, que ellos son perfectamente capaces de hacer por si mismos y que probablemente deberían estar haciendo. Lo paradójico es que una persona equilibrada y emocionalmente estable no aceptará que nadie le rescate,

En palabras de Melody Beattie:

A fin de cuentas, los demás hacen lo que quieren hacer. Se sienten como se quieren sentir (o como se están sintiendo), piensan lo que quieren pensar, hacen las cosas que creen que necesitan hacer y cambiarán sólo cuando estén listos para cambiar. El hecho de que ellos no tengan razón y nosotros si, no importa. Tampoco importa que se estén lastimando a si mismos. No importa el hecho de que nosotros podríamos ayudarles si nos escucharan y si colaboraran con nosotros”.