ASOCIACIÓN EL VOLCÁN

En una aldea costera en la que no había embarcaciones vivía un hombre que no sabía nadar. A unos 500 metros de la aldea había un islote. El hombre siempre había deseado visitar el islote, pero durante 30 años se había limitado a mirarlo desde la playa, porque nunca había intentado aprender a nadar.

Un día se decidió, se fue a la ciudad del interior, y fue a una academia para que le enseñaran a nadar. Allí no tenían piscina, pero asistió a clase durante un año, y aprendió todo lo que le enseñaron sobre natación.

De vuelta a su aldea, se subió a una roca junto al mar, reunió todas sus fuerzas y se lanzó al agua. Pero tal como entró al agua se le olvidó todo lo que había aprendido. Pataleó desesperadamente, pero su cuerpo se hundió sin remedio.

Un joven que pasaba cerca se lanzó al agua y rescató al hombre cuando estaba a punto de ahogarse. Al ver lo bien que nadaba el joven, el hombre le pidió que le llevara nadando hasta el islote. El jóven accedió, pero con la condición de que el hombre llevara un flotador, para no tener que hacer tanto esfuerzo arrastrándole por el agua.

Así el hombre visitó el islote. Pero al día siguiente se sentó en la playa, dándose cuenta de que seguía sin saber nadar. Muy triste escribió sus conclusiones con un palito sobre la arena.

Los enfermos de TP no saben nadar en el mar de la vida. El agua les parece demasiado fría, les asustan las olas, no soportan las salpicaduras en los ojos, y les aterra que un pulpo gigante les pueda atrapar. Hay islotes ante ellos, y quieren visitarlos. Buscan desesperadamente una barca, y si no la encuentran, echan la culpa al barquero.

Cualquiera que desee ayudarles debería leer primero lo que dejó escrito aquél hombre en la arena:

  1. Nadie aprende a nadar si no quiere aprender a nadar.
  2. Las explicaciones, razonamientos, consejos, gráficos y teorías no sirven para aprender a nadar.
  3. La única manera de aprender a nadar es metiéndose en el agua.
  4. Cuando uno empieza a aprender a nadar, conviene que lleve un pequeño flotador.
  5. El flotador tampoco enseña a nadar. Para avanzar hay que mover las piernas y los brazos.
  6. Al principio se avanza despacio, se cansa uno mucho, incluso se bebe algún trago. Pero no hay otra manera de aprender.
  7. En cuanto se sabe avanzar, hay que tirar el flotador bien lejos.