La Personalidad se define como un patrón complejo de características psicológicas profundamente enraizadas, que se expresan de manera automática en casi todas las áreas de la actividad psicológicas. Podemos decir, que la Personalidad es un patrón de características que configuran la constelación completa de la persona.

Los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales.

Según el DSM-V, estos rasgos sólo constituyen trastornos de personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos y causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo. Afectando a todo el carácter del individuo, a su forma de funcionar en el mundo y no le permite hacer frente  a las dificultades de una manera adaptada y/o efectiva.

Un Trastorno de personalidad es un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las siguientes áreas:

  1. Cognición (formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a otras personas y a los acontecimientos)
  2. Afectividad ( el rango, la intensidad, inestabilidad y la adecuación de la respuesta emocional)

Se trata de un fenómeno generalizado y poco flexible, estable en le tiempo, que tiene su inicio en la adolescencia o edad adulta temprana y que da lugar a un malestar o deterioro.

De acuerdo con al investigación y los hallazgos clínicos, se espera que un trastorno de personalidad  tenga un impacto serio en la mayor parte de las esferas de la vida de una persona, incluyendo el comportamiento en el trabajo, en la escuela, interacción con compañeros y familia y funcionamiento cognitivo y emocional, que se refleja en su sentido de sí mismo y de otros y en su relación con la realidad en general. Paulina Kernberg, alan S. Weiner, Karen K. Bardenstein

Tipos de Trastorno de personalidad

Los psicólogos y psiquiatras han establecido por consenso una serie de categorías que pretenden desglosar los trastornos de personalidad, esto lo han desarrollado en el  DSMIV- R (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos) menciona diez trastornos de personalidad, los cuales se agrupan en tres grupos:

Grupo A (trastornos raros o excéntricos)

  • Trastorno paranoide de la personalidad o personalidad paranoide. es un patrón de desconfianza y suspicacia que hace que se interpreten maliciosamente las intenciones de los demás.
  • Trastorno esquizoide de la personalidad o personalidad esquizoide.
  • Trastorno esquizotípico de la personalidad.

Este grupo de trastornos se caracteriza por un patrón penetrante de cognición (por ej. sospecha), expresión (por ej. lenguaje extraño) y relación con otros (por ej. aislamiento) anormales.

Grupo B (trastornos dramáticos, emocionales o erráticos)

  • Trastorno antisocial de la personalidad, personalidad antisocial.
  • Trastorno límite de la personalidad, personalidad limite o Borderline.
  • Trastorno histriónico de la personalidad, personalidad histrionica.
  • Trastorno narcisista de la personalidad, personalidad narcisista.

Estos trastornos se caracterizan por un patrón penetrante de violación de las normas sociales (por ej. comportamiento criminal), comportamiento impulsivo, emotividad excesiva y grandiosidad. Presenta con frecuencia acting-out (exteriorización de sus rasgos), llevando a rabietas, comportamiento auto-abusivo y arranques de rabia.

Grupo C (trastornos ansiosos o temerosos)

  • Trastorno de la personalidad por evitación, personalidad fóbica.
  • Trastorno de la personalidad por dependencia, personalidad dependiente.
  • Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, trastorno anancástico de la personalidad o personalidad obsesiva-compulsiva.

Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de temores anormales, incluyendo relaciones sociales, separación y necesidad de control.

Guía útil para familias

Efectos en las familias

La existencia de una persona con un trastorno de la personalidad puede producir graves efectos en la familia en su conjunto, así como individualmente en los miembros más directamente implicados con el afectado.

  • No entienden cómo la situación ha podido llegar hasta tal punto
  • Soportan la incomprensión de otros familiares, amigos, vecinos, etc.
  • Se sienten superadas en el día a día
  • Muchas veces viven por y para la persona afectada, o por el contrario, se distancian para que no les afecte.
  • Cada día es un desgaste emocional.
  • Las relaciones en el seno familiar se deterioran cada vez más.
  • Sentimientos de frustración e impotencia.
  • No se es ni objetivo ni realista, puesto que estamos involucrados afectivamente.
  • Sensación de que se establece una batalla familiar y que los enfrentamientos no llevan a mejorar la relación.

La influencia familiar

La familia es el elemento fundamental para el afectado. Por un lado es la que más súfrelas consecuencias, y por otro es la que está mejor situada para ayudar de manera efectiva a reducir los efectos del problema.

El trastorno de la personalidad puede mejorar a nivel individual, pero, si los familiares no actúan del modo correcto, el afectado se estanca y puede presentar tendencia a la recaída. Hay que proporcionarle un entorno familiar favorable, que se debe ir construyendo poco a poco. Para ello, habrá que encontrar nuestro punto medio entre el control y la pasividad hacie el afectado: no sobreprotegerlo, no invadir su intimidad, no anularle cualquier responsabilidad, ni su independencia ni su autonomía. O por el contrario, actuar como si todo fuera estupendamente, como si todo fuese normal, lo que aumenta la presión en el enfermo, ya que quiere y no puede.

Terapeuta y familia

El trastorno de la personalidad es una alteración que se mantiene durante años, y para la que no existen soluciones mágicas ni inmediatas. Los afectados carecen de los recursos necesarios para abordar por sí mismos el problema. Se necesita la actuación coordinada de dos agentes esenciales: el terapeuta y la familia.

Se da la circunstancia de que el terapeuta sabe cómo actuar en el día a día con el afectado, pero no puede hacer nada porque no convive con él. Por su parte, la familia, en la mayoría de los casos, está muy cerca del afectado, pero no sabe cómo actuar.

El Volcán ofrece un programa de psico-educación para familiares. Es un proceso de aprendizaje que debe ser trabajador de forma continuada para que nuestras actuaciones sean interiorizadas como respuesta a los diferentes acontecimientos que se nos pueden presentar en nuestra vida con un afectado por el trastorno de la personalidad.

Los rasgos de personalidad son patrones persistentes del modo de percibir, pensar y relacionarse con el entorno y con uno mismo, que se muestran en una amplia gama de contextos sociales y personales. La personalidad se va conformando a lo largo de la vidad y se ve reflejada en el auto concepto del individuo y en la relación que este mantiene con los demás.

Se considera que existe un trastorno de personalidad cuando la forma de personalidad cuando la forma de percibirse de uno mismo, de relacionarse con los demás y de pensar acerca de las diferentes situaciones que surgen en su vida causan un deterioro relevante en su calidad de vida.

En general la “forma de ser” limita las posibilidades de desarrollo de la persona y su manera de relacionarse.

Para pensar en un trastorno de personalidad estos rasgos deben ser de larga duración (años), intensos, inflexibles y producir un malestar y sufrimiento en la vida de las personas que los poseen (y/o en algunos casos, en las de las personas que les rodean).

Los trastornos de personalidad son la causa de episodios de crisis, problemas de comunicación, que afectan a sus relaciones interpersonales, y dificultades a la hora de llevar a cabo actividades normales o de asumir exigencia y demandas sociales.

Algunas claves.

  • Evitar comentarios críticos
  • Fijarse en las cualidades positivas
  • Permitir que aprendan de su propia experiencia
  • Huir del contagio emocional negativo
  • Respetar límites
  • No anticiparse a sus pensamientos
  • Escucha activa. Una comunicación más efectiva y cuidada
  • Aprender a interpretar las señales que emite el TLP
  • No reforzar sus amenazas
  • No negar su trastorno: comprenderlo

Mantener la mejoría que se haya producido.