¡SOY INOCENTE!
Uno de los más negros nubarrones que suelen ensombrecer el ánimo de los familiares de enfermos de TP es el de la culpa.
Es una potente sensación compuesta de inseguridad, angustia y remordimientos, que resulta completamente incompatible con la acción positiva, con la felicidad, y con la capacidad de ayudar de manera efectiva a los enfermos.
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